Hace unas semanas tuvimos una reunión con dos psicólogas de nuestra agencia y con otros padres adoptantes en espera de pre-asignación. Era simplemente una manera de conocernos, de hablar sobre los temas que nos preocupan y surgió el debate sobre si guardar o no el nombre de origen de nuestros hijos. Me sorprendió mucho lo tajantes que fueron al respecto: conservar el nombre de origen si o si.
Yo siempre he pensado que es una cuestión que seguramente se tiene que personalizar y cada caso es diferente. Cuando he leído al respecto siempre hay personas que se posicionan a favor y otras en contra pero sin radicalizarse. De hecho en general creo que en la vida no se puede generalizar y en la adopción menos. Pero en este caso fue curioso que las profesionales se mantuvieron firmes en contra de cambiar el nombre fuese cual fuese el caso.
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